TRibu71 Cazando con Águilas de Harris ES UN BLOG CREADO PARA COMPARTIR MIS EXPERIENCIAS DE CAZA CON UNA DE LAS AVES MÁS VERSÁTILES Y EFICACES QUE PUEDEN VOLARSE EN CETRERÍA.
UN ESPACIO DEDICADO A EXPLORAR EN PROFUNDIDAD SU AMPLIO POTENCIAL Y UN LUGAR DE ENCUENTRO PARA TODOS AQUELLOS CETREROS QUE GOCEN VOLANDO ESTAS MAGNÍFICAS AVES


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miércoles, 14 de abril de 2010

Tango

Tango es un torzuelo, regalo de mi buen amigo y experto cetrero malagueño Paco Ramírez. Es hijo de su torzuelo y de una hembra de Jacobo Quero y en su genética aparecen importantes criadores como Jürgen Nikolaus y Nick Fox.
Es un torzuelo de estructura mas ligera, si lo comparamos con Vigo, alcanzando un peso de caza en verano, época en la que vuela de unos 650gr. Es un pájaro muy ligero y acrobático, adaptandose muy bien al vuelo del conejo, pieza a la que esta dedicado. Su primera temporada de caza fue la del 2009 y fué adiestrado y cazado durante el periodo de muda, llegando a realizar un cambio completo de pluma a exepción de los dos primeras rémiges de ambas alas. Se mostró efectivo y muy recazador con los conejos pero, en ningún momento, realizó un intento serio de capturar ulguna de las liebres que durante la caza del conejo pudo salirnos a lance. Es un torzuelo con un caracter algo nervioso que necesita un cuidadoso manejo sobre el puño.










Vigo

Cuando adquirí a Vigo, fue una sorpresa comprobar que poseía la misma genética que Tribu. La madre provenía de pájaros de Jack Renaud y el padre era también de Miguel López. Su criador, Antonio Guillén Barea, de Jerez de la Frontera. Nacio el 10 de Mayo del 2006.

Esta similitud genética tuvo su correspondiente manifestacón en su excelente comportamiento en la caza. Al igual que Tribu, su introducción en la caza fue espontanea, atacando con gran determinación y eficacia tanto el pelo como la pluma, y al igual que ell, consiguió matar su primera liebre en su primera salida de caza.

Cazar liebres con un torzuelos de Harris es una vuelta de tuerca, donde las emociones de esta caza se amplifican enormemente. La alegría de la captura es máxima, al igual que la frustración que se llega a experimentar cuando, estando a tan solo un paso de poner una rodilla en tierra para agarrar esa liebre que tu torzuelo intenta retener como puede, esta consigue soltarse en el último instante. El haber experimentado ese sentimiento de gran frustración por haber perdido esa liebre que tanto se merecía tu torzuelo, es lo que actua de amplificador de tu alegría cuando éste consigue capturar.

Vigo me ha hecho vivir ambas sensaciones, demostrándome lo cuestionable pero adiptivo que puede llegar a ser este lance por la dificultad extrema a la que estás sometido tú y sobre todo tu pájaro.
Vigo se ha consolidado en su captura en esta pasada temporada 2009-2010 llegando a capturarlas en un peso por encima de los 820 gr.

Tribu

Tribu nació el 16 de Abril de 2006 en las instalaciones de Damián Mateo de Chiclana de la Frontera (Cadiz). Su madre fue un regalo de Jack Renaud. Damián estuvo trabajando para él en el Norte de África y a su regreso a España se la trajo consigo. Damián me contó que proviene de pájaros que trajeron directamente de Sonora (México). El padre es de Miguel López, de Écija.

Tribu fue excepcional desde un principio. Mató la primera liebre que vio y en su primer día de caza. LLevábamos cinco minutos en el cazadero cuando se arrancó por una liebre larga que prácticamente no nos dio tiempo a ver. Yo, muy lejos de salir corriendo tras ella, me fui buscándola muy tranquilamete, no creí ni por un instante que la pudiese haber cogido. Tuve que utilizar la telemetría para localizarla, y cuando la hallé, la tenía perfectamente retenida. La alegría fue enorme, pero me lamentaba profundamete de no haber corrido para ayudarla. Me asaltaban las dudas sobre si la dura pelea la podría haber resabiado. Tercié y al siguiente día de caza cogió su segunda liebre con la misma fe y determinación que la primera.

Pero hubo otro hecho que puso de manifiesto su excepcionalidad. Después de la tercera captura, cebé al máximo, pero decidí no terciar y salir también al día siguiente. Pensé que no querría las liebres y que me la traería de vacío, y todo esto con objeto de hacerle ver que solo comería cuando hubiese captura de liebre. Sería como una tercia normal con la diferencia de que en vez de estar inactiva en el banco, tendría algo de ejercicio. Nada más cogerla esa mañana, pude comprobar que sus deyecciones eran muy fuertes y abundantes, creo que aún estaba digiriendo la gorga de liebre del día anterior. Ese día volví a quedar asombrado cuando después de volar con mucha decisión las dos primeras liebres volvió a trabar en la tercera. Este hecho de cebar al máximo y volver a capturar al día siguiente lo pude repetir cada vez que quise. Tres magníficas temporadas de caza me han demostrado sobradamente que Tribu no necesita pasar por la báscula para ir a cazar liebres. Este hecho lo constataba junto a mi buen amigo Antonio Pareja, cuando mostrábamos a Tribu una codorniz a escasos centímetros de su pico y ella la ignoraba moviendo el cuello de un lado para otro intentando otear a lo lejos esa primera liebre.

En su adiestramiento tamabién hubo dos hechos que creo que vinieron a potenciar sus buenísimas cualidades para la caza. El primero, que durante las dos primeras temporadas comió siempre a saciedad en la primera liebre que conseguía cobrar. Supe conformarme con poco, y fueron muchos los días, que muy a mi pesar, me venía del cazadero cuando solamente habían transcurrido unos minutos desde nuestra llegada hasta que Tribu cobraba su liebre. Lo de cebar siempre en la primera liebre se entiende perfectamente cuando se conoce el coto donde cazo habitualmete. En este terreno no hay liebres fáciles, entendiendo por fácil el simple hecho de que salgan a lance. Las liebres se levantan larguísimas y solo las ves a 200 o 300 metros cruzándose entre los olivos de una calle a otra. Para matar liebres en estas condiciones, el Harris tiene que tener una fe absoluta, y la recompensa debe ser acorde al esfuerzo que necesita emplear para capturar en tales circunstancias. Creo que los mejores pájaros se forjan en los cotos más duros.

El segundo hecho, que creo que también influyó de algún modo, fue que llegué a suprimir por completo su llamada. Al iniciar su adiestramiento, cuando apenas había empezado a templar, Tribu comenzó a piar. La causa de que piara no fue propiamente el hambre, sino que al separarla de otro Harris con el que compartía muda, estos comenzaron a vocalizar para llamarse entre ellos. Desde que cazó su primera liebre no volví a llamarla al puño. Cuando volaba una liebre y fallaba, la localizaba utilizando la telemetría y la recogía directamente del suelo, sin llamadas y por consiguiente sin comida alguna. Quise forzar rápidamente su maduración desvinculándola de mi, y prácticamente se puede decir que cazó antes de estar completamente adiestrada. Tomé esta decisión para evitar que el piar fuese a más, y lo que le aportó fue una claridad absoluta a la hora de saber cuál era su cometido en el campo y de dónde provenía la única fuente de alimento posible. Quizás por ello fue un pájaro tremendamente serio en la caza desde un principio. Tribu comenzó su primera temporada cazando en 950 gr y la cerró en 1.120 Kgr.